Así que podemos aprovechar y viajar a través de los escritos de cronistas y viajeros que exploraban regiones desconocidas y nos traían apasionantes relatos de sus aventuras, o desventuras como en Cuando Uruguay era sólo un río. O acercarnos al tema de los viajes, como a una puerta al conocimiento. Según Tato López, como los ojos que descubren lo que se busca interiormente. También hay títulos que nos llaman la atención, como El peor viaje del mundo, donde la experiencia se vuelve un reto personal cruel, pero a la vez heroico, si se logra. Otros escritores se cuestionan esta nueva forma de turismo contemporáneo, el viajar sin ver. Pero a su vez, cuando se ven obligados a realizarlo por trabajo, tratan de mirar y sobre todo de rescatar ese asombro de la primera vez. Hay otros relatos que nos podrán dar la oportunidad de conocer lugares con un cielo azul cobalto, pero tan inhóspitos a no ser por las expresiones de afecto de los locales, que nos dejará en claro que no todos podemos ni queremos explorar los mismos terrenos. Pero aun así otros periodistas toman la iniciativa de tratar de mostrarnos y demostrarnos la hospitalidad de regiones casi desconocidas, solo con una mochila y haciendo dedo. Haciéndonos ver que el entendimiento humano es posible, que solo hay que abrir los ojos para ver, y dejarnos sorprender.