El acervo artístico del BROU está conformado por unas 1300 obras realizadas por artistas nacionales y extranjeros de diversas épocas, distribuidas en las diversas dependencias de la Institución en Montevideo e interior.
Mariví Ugolino nació en la ciudad de Salto el 15 de diciembre de 1943. Fue una artista que se caracterizó por su pasión por la escultura, la formación constante e investigación. Forjó una carrera llena de conocimiento y trabajos en torno al mundo artístico, siendo premiada en distintas ocasiones y dejando un legado imborrable en la cultura nacional.
En su infancia solía experimentar con materiales, creció en una chacra y se divertía creando con distintos elementos naturales. Siendo niña mostró interés por la escultura, realizando piezas en su hogar.
Descubrió su vocación siendo estudiante de la Facultad de Arquitectura, cuando se dio cuenta que ese centro educativo no era para ella. Entendió que quería crear habitáculos, no habitables que interroguen al espectador.
Optó por estudiar escultura en la Escuela de Artes Pedro Figari de la Universidad del Trabajo, carrera que culminó. En paralelo, comenzó la Escuela Nacional de Bellas Artes, de la cual egresó luego de la vuelta a la democracia.
Asimismo, realizó y terminó estudios académicos en soldadura, lo que le brindó insumos técnicos que supo aprovechar, dado que la mayoría de sus obras tuvieron intervención de esta técnica. Además, se formó en dibujo con el pintor Guillermo Fernández y cursó diferentes seminarios.
En sus esculturas exploró materiales, realizando piezas con madera, piedra, vidrio y metal. Los metales y la chapa fueron sus preferidos.
La mujer, lo femenino y la maternidad, fueron algunos de los temas que Ugolino abordó en sus obras, como se puede apreciar en su serie “Afectos”. Su discurso estuvo apoyado en el rol de la mujer en la familia y en el arte. A su vez, indagó en los vínculos humanos y la muerte, representando sentimientos y experiencias mediante obras abstractas.
Desde la década del setenta empezó a ser parte de diversas exposiciones individuales con sus esculturas, como las realizadas en la Galería Losada y Galería Bruzzone de Montevideo, en el Destaque Galería Singular de Porto Alegre y en el Museo de Bellas Artes de Salto.
También participó de exhibiciones colectivas, entre las que estuvieron la Convención Internacional American Field Services en New Jersey, La mujer en la plástica uruguaya en Asunción y la muestra Artistas Plásticos Salteños en Concordia.
En su adultez, Ugolino se formó en gestión cultural y desde 1985 fue asesora de la Dirección Nacional de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura, y de la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación. Hizo el inventario de diversos museos uruguayos, viajando semanalmente por todo el país durante 15 años. Su trabajo artesanal lo combinó con la investigación, siempre tuvo inquietud por el conocimiento, saber de dónde venían las técnicas e indagar sobre la historia del arte.
Fue docente y dirigió un taller situado en Parque Batlle durante 25 años, donde enseñó a soldar y tallar, instancia que fue muy disfrutable para Ugolino. También desarrolló obras en distintos edificios, encargándose de crear esculturas abstractas interiores o exteriores que embellecieron los espacios.
En su trayecto sumó distintos galardones, como el Gran Premio Salón Bicentenario de la Alianza Uruguay-Estados Unidos, el Premio Adquisición del Salón Municipal de Montevideo, el Morosoli de Plata por su aporte a la cultura del país y el Premio Escultura de la Cámara de Industrias, entre otros. Su último gran reconocimiento fue ganar el Fondo Concursable para la Cultura del Ministerio de Educación y Cultura por el proyecto Cielo y Tierra Pasarán, en el año 2018.
El 5 de noviembre de 2024 falleció en la ciudad de Atlántida, donde residía. Hasta sus últimos momentos mantuvo su amor por la creación, realizando esculturas con materiales pequeños. Le dedicó su vida al arte y dejó un legado invaluable en la cultura uruguaya, llevando a cabo un camino artístico lleno de talento y pasión.