En agosto se rinde homenaje a las artes escénicas conmemorando el Día del Teatro Nacional. La historia del teatro en Uruguay se inicia en la época colonial, surgió a mediados del siglo XVII época que los circos iban por los pueblos con sus carpas y actores, ofreciendo obras de teatro tradicional. En 1793 la Casa de Comedias fue la primera sala de teatro de Montevideo, representando obras de clásicos españoles y de autores universales: Shakespeare, Lope de Vega y Calderón de la Barca, entre otros. El 24 de agosto de 1815 el Cabildo artiguista de Montevideo entrega su dirección a los actores que trabajaban en ella, con lo que se creó la primera cooperativa teatral. En 1937 aparece el primer grupo de teatro independiente, el Teatro del Pueblo, seguido por El Tinglado en 1947 y luego El Galpón en 1949; también en 1947 se crea la Federación Uruguaya de Teatros Independientes. Con el impulso de Justino Zavala Muniz, en 1947 se forma la Comedia Nacional, dependiente de la Intendencia de Montevideo, con el primer elenco estable dedicado a la difusión de autores nacionales. En 1840 se creó una sociedad con 156 accionistas para construir un teatro de ópera en Montevideo, pero recién cuando acabó la Guerra Grande se pudo concretar mediante el aporte de toda la sociedad montevideana la construcción de lo que es hoy el Teatro Solís. La inauguración oficial fue el 25 de agosto de 1856. El teatro es un movimiento cultural que tiene trascendencia mundial, encierra una verdadera magia y despierta verdaderas pasiones, creando momentos únicos e inolvidables. Los acercamos a este maravilloso mundo, mediante los títulos que les compartimos a continuación. En su libro Volar en círculos: Historias de mi vida, Le Carre, John nos habla sobre sus creaciones; “A partir del mundo secreto que en otro tiempo conocí, he intentado crear un teatro para los mundos más extensos que habitamos. Primero viene la imaginación; después, la búsqueda de la realidad. Después, la imaginación otra vez, y el escritorio ante el cual estoy sentado.” Por su parte el fundador del Teatro de Arte de Moscú, Stanislavski, en La construcción del personaje, reformula la labor interpretativa planteada a principios del siglo xx, por una concepción teatral basada en la adecuada ambientación de cada obra y la preparación psicotécnica del actor, abordando temas como la caracterización física, la plasticidad del movimiento, la contención y el control, la ética teatral, el talento didáctico y el sentido dramático del actor y director de escena. Para complementar lo planteado por Stanislavski en lo que refiere a la plasticidad del movimiento, contamos con un ejemplar de Anatomía para el movimiento: Introducción al análisis de las técnicas corporales; una guía completa para las técnicas corporales, artes marciales, danza, gimnasia, fisioterapia, mimo, psicomotricidad, deportes, teatro, yoga. En lo propiamente literario, Pedro y el capitán fue concebida inicialmente como novela, pero se convirtió en el reencuentro de Mario Benedetti con el teatro. Intento de comprensión de una de las manifestaciones de la violencia de los sistemas políticos represivos, constituye una auténtica indagación dramática en la psicología de un torturador. Personas como yo de John Irving, nos presenta a un personaje que en el pequeño teatro de aficionados de la localidad de First Sister, y en el Club de Teatro del colegio, recibe papeles complejos y ambiguos que suelen caerle bien, pero sin duda nunca serán tan valientes y comprometidos como los que tendrá que interpretar en ese otro gran teatro que es la vida. Y por último, Sin maquillaje: historias de la Comedia nacional en el Siglo XXI, un libro con un abordaje periodístico, un retrato coral a través de las vivencias, las anécdotas, las obras y los procesos del elenco, que echara luz sobre la actualidad de uno de los pocos elencos estables públicos de teatro que existen en el mundo.